martes, 28 de agosto de 2012

Alaska, The Last Frontier


Debido al accidente, los dolores que tenía, mis pensamientos hacia ti y lo mucho que tardaría en verte, etc, no estuve yo muy centrado durante los primeros días del viaje, no sabiendo si había hecho bien en realizarlo. Menos mal que día a día, pude comprobar que me iba encontrando algo mejor, y empezar a disfrutar de este precioso país.

Desde ya hacía muchos años, la mención de Alaska me sonaba ya mítica y llamaba mi atención poderosamente. Sea ya a través de lecturas míticas Jack London, películas sobre la Iditarod, la carrrera de trineos más dura del mundo, documentales de televisión, donde osos Grizzly se dedicaban a cazar tranquilamente multitud de salmones en la isla de Kodiak, sabía que algún día tendría que ir y verlo con mis propios ojos.

Como viene siendo habitual en mi, en los últimos años, no dedico mucho tiempo ( o más bien nada) a planificar el viaje, ya sea por falta de ganas, porque no me apetece ir solo, etc, prefiero dejarlo en manos de profesionales. Esta vez principalmente por motivos de fechas, ya que en cuanto a precios y recorridos los demás eran muy parecidos, contacte con Orixà en Barcelona que subcontrata esta ruta a Tierras Polares en Madrid, y les escogí.

El grupo, que siempre es una incógnita i que puede hacer el viaje mucho más placentero o fastidiarlo completamente, resulto ser muy bueno. Y más pensando en el tipo de viaje, furgoneta todo el tiempo y alojamiento en habitaciones comunitarias en albergues, lo que significa que o te llevas bien, o puedes acabar muy mal. Tan solo había una pareja, el resto 2 chicas y 5 chicos, de diferentes partes de la península y un italiano que nadie se conocía entre sí. Todo esto más el guía Javier, que hizo que todo fuese sobre ruedas ( aparte que el también era el conductor jeje)    
Cabe decir que en el estado en que me vieron, me ayudaron y facilitaron las cosas en todo momento, lo cual es de agradecer.

Fueron 17 días intensos, donde pudimos ver principalmente paisajes increíbles, con montañas y picos nevados, glaciares desde la montaña y el mar. También fauna terrestre y acuática, aunque siempre me quedo con las ganas de ver esta u otra especie ( Orcas dónde os escondisteis???), o más cantidad o más de cerca otras. Osos esta claro que hay muchos y por todas partes, pero no son fáciles de ver, ya que todo y que están acostumbrados al hombre, prefieren evitarlos, no vaya a ser que les rociemos con el spray pimienta o les metamos un tiro, razones de peso para no acercarse. O bien hay que ir expresamente a los mencionados santuarios de Kodiak o algún otro para verlos en plena acción, pero por precio y tempo se hacen inaccesibles.
También hicimos algunos trekkings, bastante sencillos, caminamos por un glaciar con crampones e hicimos algún descenso en canoa. Mención especial, los días que estuvimos alojados en Slana en casa del trampero y su esposa, unos tipos muy majos que nos deleitaron con sus historias de caza y supervivencia ( impensables para nosotros), y agasajaron con apetitosos platos. Menudos personajes y que valor para vivir de la manera que tuvieron que hacerlo desde el principio. Los inviernos allí tienen que ser terribles y muy poca gente resiste.
En resumen un gran viaje, que supongo que con el tiempo seguro que sabré apreciar en toda su plenitud y en mayor medida.


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